martes, 11 de enero de 2011

EDIFICIO ERMITA # 23 ANALOGO


Nota encontrada en: http://www.slideshare.net/mauark/edificio-ermita-presentation
(Esta es la imagen de lo que había antes en el lugar donde ahora se encuentra el edificio ermita)

ANTECEDENTES
El edificio ermita, que es uno de los edificios mas importantes del periodo premoderno, se encuentra en una de los barrios mas antiguos y transitados de la ciudad, siendo este lugar de los mas deteriorados, debido a una de las activadades mas comunes que es el comercio. Cabe mancionar que la zona alberga edificios importantes como son la casa luis barragan y edificio ermita
En el terreno donde hoy se encuentra el Edificio Ermita mide en total 1390m2, y estuvo ocupado en algún momento por una capilla, propiedad de la familia Mier y Pesado –de ahí viene el nombre del edificio.
La construcción de este edificio comienza en 1929 y se concluye en 1935. El costo total de la obra fue de 712,579 pesos oro, lo que representaba una inversión considerable, pero de acuerdo a lo relatado en el documental de Felipe Morales, esta lujosa construcción recaudaría una renta mensual de 15,980 pesos oro.
CROQUIS DE LOCALIZACION EJE 4 SUR AV. REVOLUCION. AV. JALISCO
La ubicación de este terreno era extraordinaria, y la zona era a comienzos de siglo, un lugar privilegiado, por lo que la fundación Mier y Pesado, consideró este espacio para desarrollar una obra inmobiliaria que les remunerará en lo económico. Por tal razón a finales de los años veinte, le encargan al arquitecto Juan Segura que desarrolle un edificio que pudiera albergar locales comerciales, un cine y departamentos lo que impulsaría el valor que ya de por sí tenía el predio.
La solución arquitectónica se ajusta perfectamente a los requerimientos de la familia Mier y Pesado, pues en la planta baja se ubican los locales comerciales, así como una sala de cine-teatro [que fue inaugurada en 1936 como el cine Hipódromo Condesa] que tiene capacidad para un poco más de 2500 espectadores y los departamentos, a los que se accede ya sea por el elevador o por las escaleras. 78 son los departamentos que conforman el edificio Ermita, pero de éstos, 66 tienen recibidor, una recámara, cocina y un baño con tina. Los otros 12 son un poco más amplios pues tienen sala y comedor, cocina, dos recámaras, baño con tina y un cuarto de servicio con baño. Los departamentos son Art-deco y los acabados en todos ellos son los mismos: mosaico, madera, y duela.
La composición de las fachadas es sencilla y elegante, en ella el arquitecto utilizó algunos acentos para enfatizar la verticalidad del edificio. El equilibrio entre los claro oscuros son los que le otorgan plasticidad a la masa. El carácter del edifico es muy claro y cada una de las zonas que lo conforman pueden leerse de manera muy sencilla
Podemos considerar a esta obra como una de las más sobresalientes de comienzos del siglo XX, primero por el desempeño plástico, segundo por la integración espacial y tercero por la solución constructiva que propuso el arquitecto. La calidad de la obra es indiscutible, pero la originalidad es quizá uno de los rasgos más importantes.
El proyecto fue innovador ya que en el se aplicaron materiales y tecnologías de vanguardia, además de que la conformación del espacio y las plantas resultaban excepcionales. Esta obra propone una estética nueva y propia, lo que le otorga independencia expresiva, pues a diferencia de las obras desarrolladas por algunos de los arquitectos más importantes de la época ésta se desarrolla fuera del funcionalismo y del movimiento nacionalista. Por sus extraordinarias características, el Edificio Ermita es sin lugar a dudas una lección de arquitectura. Este fue el primer edificio de usos mixtos de la modernidad en México, en el que se mezcló, las funciones de cine -el Hipódromo-, comercios en planta baja y habitación en los pisos altos. Los departamentos de este edificio son verdaderas joyas de las que sus ocupantes no quisieran desprenderse en la actualidad. Era un edificio adelantado a su tiempo.
La distribución se ordenaba alrededor de un gran espacio central cubierto con una estructura de acero y cristal, sobre el cual abrían los corredores de comunicación con los apartamentos sobre el alineamiento, disposición semejante a un hotel para turistas. En el interior, casi todos los apartamentos disponían de una reducida superficie y estaban desprovistos de cocinas; constaban únicamente de una o dos piezas y baño. Sólo los dos apartamentos de mayor superficie, dispuestos en la punta de la cuña, disponían de cocina. El edificio Ermita por ejemplo, estaba concebido como una vivienda para colectivos específicos: parejas sin hijos o solteros.
Punto A – Punto B 36 m. aprox. Punto B – Punto C 74 m aprox. Punto C – Punto D 6m aprox. Punto D – Punto A 76m aprox.
FOTOS FOTO 1 FOTO 2 FOTO 3 FOTO 4 FOTO 5 FOTO 6 FOTO 7
Según crónicas de la época, los habitantes de Tacubaya (que para ese entonces ya formaba parte del Distrito Federal), miraban con malos ojos la construcción de aquella mole gris, que crecía por sobre las viejas construcciones de grandes ventanales y peanas, cornisas y portones de madera. El Ermita, un rascacielos para la época, transformó para siempre la imagen de la ciudad. Si antes el arco del triunfo de la familia Mier remataba el camino que venía desde Chapultepec hacia la villa de Tacubaya, ahora el Ermita se levantaba, imponente, solamente rebasado por la cordillera del Ajusco. Obedeciendo a sus clientes de la Fundación Mier y Pesado, Juan Segura debía ante todo, generar ganancias con sus proyectos para financiar las obras de caridad emprendidas por la fundación. El inmenso terreno, más grande que la Alameda central, que nacía en la unión de las avenidas Real y Calvario hasta la calle de Martí, obligó a Segura a tomar una serie de decisiones que afectarían la historia de Tacubaya y de la ciudad de México: primero, cedió al municipio una extensa franja del terreno para ampliar la calle del Calvario, hoy Avenida Revolución, de 8 a 20 metros abriendo una profunda cicatriz, que como la gangrena que invade los huesos, fue extendiéndose sobre casi toda la superficie de Tacubaya. El programa del edificio es una demostración de la audacia de Segura y de su amplio conocimiento de la arquitectura moderna. Consta de 3 tipos de viviendas: los estudios para una persona, otros de dos recámaras y los más grandes de tres, zona comercial en la planta baja y un cine. Según Toca Fernández “antes que Le Corbusier, Segura incorpora al edificio la idea de servicios y entretenimiento para los habitantes” aunque, a diferencia de las unidades habitacionales del arquitecto suizo-francés, los espacios comerciales y de esparcimiento, sólo están disponibles para los habitantes de las unidades.
Juan Segura aprovecha la “Y” que forman la avenida Revolución y Jalisco (antes calle Real) y proyecta el edificio a partir de una planta trapezoidal que se esfuerza por parecer un triángulo, y cuyo lado más estrecho —que es justamente el lado que se observa al recorrerse Revolución de norte a sur— se convierte en la fachada más importante de la obra, la más vistosa. Actualmente, el edifico se aprecia desde el paso a desnivel que divide Constituyentes de Pedro Antonio de los Santos. Esta fachada ciega (con excepción de un ósculo rectangular, que según el proyecto original llevaría un reloj), orientada hacia el norte, fue resuelta por medio de estrías verticales. El manejo de estas estrías se obtiene del desdoblamiento de una columna dórica, lo que acerca al edificio con la arquitectura clásica.
Gracias a su forma trapezoidal, el edificio Ermita revela al observador tres de las cuatro fachadas que lo componen. Las dos fachadas laterales (oriente y poniente respectivamente) son aprovechadas por Segura para iluminar los 52 departamentos del conjunto. En el espacio que corresponde al cine y que ocupa ambas fachadas, Segura, por medio de molduras y remetimientos, resuelve el gran macizo resultante, y por medio de unas placas metálicas que se asemejan a los triglifos del templo griego, y que no son adornos típicos del decó, Segura indica al observador la presencia de nueve armaduras de acero que soportan un mismo elemento con dos funciones: el techo del cine y un gran patio en el cuarto piso del Ermita.
Por increíble que parezca, un gran patio triangular funciona como área común y centro de actividades y roces sociales. En sus primeros años de funcionamiento, este espacio, vacío en la actualidad —lo que ciertamente le quita escala— estuvo amueblado. Mesas, lámparas y sillones hacían cómodo y funcional este gran lobby o recibidor, donde la gente, si así lo deseaba, recibía a sus visitas.
El elevador es en sí mismo una pieza fundamental, no sólo por el servicio que brinda, sino por sus características. Fabricado por Otis, después de 77 años, se conserva prácticamente entero. Debe ser operado por una persona, quien tiene la obligación de cerrar la rejilla en forma de rombos y por medio de una manivela, semejante a la que se usaba en los barcos antiguos para comunicarse con el cuarto de máquinas, subir o bajar la cabina.
El Edificio Ermita, que se halla en la confluencia de las avenidas Revolución y Jalisco, en Tacubaya. El edificio es joya arquitectónica del art decó. El Ermita, obra del arquitecto Juan Segura, es un edificio de ocho pisos, uno de los primeros rascacielos de la ciudad. Es plurifuncional, con locales comerciales en la planta baja; alberga, además, un cine, el Hipódromo, que contó con el primer sistema sonoro en la República Mexicana.
Mauricio Castro + FOLLOW

jueves, 19 de noviembre de 2009

Personajes del ermita


Nota encontrada en "http://www.residencia.csic.es/altolaguirre/exposicion/expo6.htm"

En México D. F., instalados en el Edificio Ermita del barrio de Tacubaya, Altolaguirre consiguió el puesto de regente de un taller tipográfico de la Secretaría de Educación Pública. Pero no tardó en realizar sus propias ediciones. Con antologías de la poesía de san Juan de la Cruz, Lope de Vega, Luis de Góngora y Quevedo, dio inicio a una nueva colección, «Aires de mi España». Mientras tanto fue publicando poemas, notas y ensayos en revistas mexicanas como El Hijo Pródigo, Cuadernos Americanos, Hoy y América.

En marzo de 1944 Altolaguirre decidió abandonar a Concha Méndez e irse a vivir con María Luisa Gómez Mena, quien había llegado de La Habana poco tiempo antes. Tras unos días pasados en Taxco, en el Estado de Guerrero, se instalaron en Tepoztlán, en el valle de Cuernavaca. En abril de 1944 Altolaguirre publicó una antología de su obra que por primera vez incluía versos del exilio: Poemas de Las islas invitadas. Se anunció como suplemento de la revista Litoral, que, dirigida por Altolaguirre, Prados, José Moreno Villa, Juan Rejano y Francisco Giner de los Ríos, entonces disfrutó de una breve resurrección.

Con el apoyo de Gómez Mena, Altolaguirre estrenó imprenta en enero de 1945. Bajo el sello general de Ediciones Isla salieron cuatro colecciones, con sus autores correspondientes: «Los clásicos» (Garcilaso, fray Luis de León), «El siglo de oro» (Lope de Vega, Cervantes y Ruiz de Alarcón), «Los románticos» (Zorrilla) y «Los modernos» (Bécquer, Galdós, Darío, Arniches, Unamuno, Lorca, Bergamín). Fuera de colección se editaron obras de José Moreno Villa, José Manuel Gallegos Rocafull y Elías Nandino. Altolaguirre también publicó un breve poemario propio: Nuevos poemas de Las islas invitadas (1946), con versos inspirados en su relación con Gómez Mena.

En el mes de febrero Gómez Mena decidió marcharse a La Habana. La relación con Altolaguirre parecía haberse acabado. En el mes de abril cerró la Editorial Isla. Fueron tiempos muy difíciles para el poeta que, sin embargo, apoyado ahora por el impresor Roberto Barrié, logró editar una importante antología, Presente de la lírica mexicana, así como dos cuadernos de su revista Antología de España en el Recuerdo. Entre 1947 y 1948 el poeta se mantuvo con trabajos periodísticos y otros relacionados con el mundo del cine. A la inesperada reconciliación con María Luisa Gómez Mena, ocurrida en el verano de 1948, le siguió la publicación de Fin de un amor (1949), tal vez la colección más importante que Altolaguirre escribiera después de la guerra. En ella reunió los poemas escritos antes y después de la ruptura de su relación con su esposa cubana.

nuevas fotos encontradas en la red






Yeah, a los vecinos, y amigos del Ermita, creo que ya varios han localizado por alguna razón las fotos que he subido, pero bueno indagando un rato en la web, encontré estas nuevas fotos, no son exactamente del Ermita, pero si del triángulo de tacubaya tenemos la parte posterior del edificio, la capilla de los Mier ( la cual aun está en pié) y algunas personas que habitaron aquí y como lucía el patio interior cuando tenía muebles... ojalá en un sueño chaquetero regresaran aunque sea unos muebles de jardín sería una maravilla... :D

lunes, 20 de julio de 2009

Fundación Mier y Pesado

La última vez que hablé a la fundación para preguntar los requisitos para rentar me dijeron que se requería lo siguiente:

Arrendatario
buró de crédito
copia identificación
copia ingresos

fiador
copia certificación de liberación de Gravamen
copia buro de crédito
boleta predial

Los Anoté algo rápido por lo cual no recuerdo bien, todos los datos pero bueno siempre pueden llamar a la fundación al Teléfono 55120688 y ahí les darán la información que necesiten.
Sé y muchos de los que aquí vivimos sabemos lo difícil que ha sido conseguir un departamento y que la fundación muchas veces se protege haciendo muchos trámites e incluso hace poco quitaron uno que era el más tedioso de todos que era la afianzadora...
Ahorita el mayor de los problemas es tener un aval, sobretodo para las personas que son de otros estados de la república, pero al final del día los que vivimos en el Ermita, estamos o hemos estado muy contentos una vez que lo logramos, vale mucho la pena.

Fotos de Antes






Así lucía el depto cuando yo llegué aquí, antes quela fundación o yo lo arreglara.

Articulo de la Crónica

El edificio más bello del mundo
fuente | Opinión
Miércoles 7 de Dic., 2005 | modificación: 04:31

La arquitectura está muy cerca del ser humano y es, al mismo tiempo, reflejo y motor de su cultura. No sólo es un arte, sino algo esencial en la vida cotidiana de la humanidad. Las casas de la gente han cambiado a lo largo de los siglos y difieren también en las distintas regiones de la Tierra. Los templos, monumentos y otras edificaciones públicas muestran asimismo las circunstancias en que fueron creadas y delatan las creencias y las tecnologías de sus constructores. En consecuencia, detectar cuáles obras arquitectónicas son las más importantes, en un tiempo y en un espacio dados, es vital para poder seguir el curso de la cultura y de la civilización humanas. Hace unos cuantos años se hizo una encuesta entre 500 connotados arquitectos mexicanos. Se les preguntó cuál era el edificio o conjunto de edificios más notables construidos en la Ciudad de México en el Siglo XX. Cada respuesta es subjetiva, sin embargo, al sumar 500 respuestas subjetivas, el promedio de ellas adquiere algo de objetividad. Ésta es la base del método llamado Delphi — por el oráculo de Delfos — que usan los planificadores para detectar problemas importantes y sus soluciones. El resultado de esta encuesta es interesante; a veces la respuesta es la esperada y en otras ocasiones, sorprendente. El primer lugar como la obra arquitectónica señera lo ocupa la Ciudad Universitaria de mis amores. El óvalo central con sus murales, la espléndida Biblioteca Central con sus mosaicos, el Estadio Universitario y los frontones abiertos en los campos deportivos, todos ellos con fuertes reminiscencias de nuestra cultura prehispánica revivida siglos después, la hicieron acreedora a esta distinción. Por todo ello, además, se le acaba de declarar monumento artístico de México y se piensa proponerla a UNESCO para que la declare Patrimonio de la Humanidad, como otros sitios importantes de nuestro país, que ya lo son. El segundo lugar, en opinión de los arquitectos, tampoco nos sorprende. Es el edificio que alberga al Museo Nacional de Antropología, el museo más grandioso de América Latina. Rodeado de los viejos árboles del Bosque de Chapultepec. Su paraguas majestuoso cubre un espléndido patio, digno de las esculturas prehispánicas que lo rodean. El tercer lugar en la lista representó, al menos para mí, una sorpresa: el Edificio Ermita, que se halla en la confluencia de las avenidas Revolución y Jalisco, en Tacubaya. El edificio es joya arquitectónica del art decó. El Ermita, obra del arquitecto Juan Segura, es un edificio de ocho pisos, uno de los primeros rascacielos de la ciudad. Es plurifuncional, con locales comerciales en la planta baja; alberga, además, un cine, el Hipódromo, que contó con el primer sistema sonoro en la República Mexicana. ¿Qué ocurriría si una encuesta semejante se hiciera con muchos arquitectos a nivel mundial? Obtendríamos una respuesta a la pregunta ¿Cuál es la obra arquitectónica más bella del mundo? Con seguridad se propondrían catedrales góticas, el Vaticano, el Empire State Building, la Alhambra, el Partenón y no sé que más. Para mí la respuesta es clara desde algunos años: el edificio más bello del mundo es el Taj Mahal. El Taj Mahal, a diferencia del edificio Ermita, no tiene función alguna. Es un mausoleo que el emperador Mogul Jahan erigió en memoria de su amada mujer Mumtaz Mahal, muerta al dar a luz en 1631. El edificio mausoleo comenzó a erigirse en 1632 y 20,000 obreros trabajaron diariamente hasta completarlo once años después. Se encuentra a las afueras de la ciudad de Agra, en la India, a las orillas del río Yamuna. He visitado Agra en dos ocasiones. La primera vez fue en 1993 invitado por la UNESCO para recibir el Premio Kalinga para la Popularización de la Ciencia. Este premio, instituido por el magnate acerero hindú, el Sr. Patnaik, lo otorga la UNESCO cada año en París. Sin embargo, cada diez años la ceremonia de premiación tiene lugar en Delhi ¡y a mí me tocó en suerte recibirlo en la India! Después de un viaje lleno de aventuras, llegamos a la capital de ese maravilloso país, tan pleno de contrastes. Luego de una larga semana de conferencias, visitas y cocteles, llegó el fin de semana para hacer turismo. Llegamos a Agra por la tarde y de inmediato nos dirigimos al mausoleo más famoso del mundo. Sabíamos que al Taj había que verlo dos veces, al amanecer y cuando la luz se escapa. Cada impresión es única, pues uno ve dos edificios diferentes, de color y reflejos distintos. Después de recorrer calles desordenadas y malolientes, se llega por fin a esta maravillosa construcción. El atardecer fue esplendoroso. Al día siguiente, muy de mañana vimos salir el Sol. El amanecer también fue resplandeciente. Difícil sería decir cuál de los dos espectáculos es más hermoso. Unos años después volvimos a Agra y repetimos las visitas al Taj. Volvimos a quedar maravillados. Se atraviesa un largo estanque y se aproxima uno al edificio. Está hecho de mármol con incrustaciones de piedras semipreciosas, que forman palabras en árabe, flores y otros motivos. Tal vez en estas incrustaciones resida la belleza única del conjunto. El Taj visto de lejos es muy simétrico, en el sentido de los geómetras. Cuerpos geométricos como una esfera o un sólido platónico, son ciertamente bellos. Si se rota una esfera respecto a un eje que pasa por su centro, la esfera es invariante. No nos daríamos cuenta si esa transformación — en este caso, una rotación cualquiera — se habría efectuado o no. La esfera es invariante frente a rotaciones, dicen los matemáticos. Algo similar ocurre con un sólido platónico, como un cubo. Si fijamos un eje perpendicular a una de sus seis caras y que pase por el centro del cubo, éste no se altera si hacemos una rotación con un ángulo de 90 grados. También resulta el cubo invariante frente a una reflexión en un espejo paralelo a una de sus caras y que pasa por el centro del cubo. Una hilera de casas idénticas dispuestas a lo largo de una calle recta y separadas por la misma distancia de sus vecinas próximas, es invariante frente a una transformación diferente: en este caso se trata de una translación a lo largo de la calle por esa cierta distancia que caracteriza el conjunto. Los sólidos cristalinos, cuyos átomos están colocados de manera ordenada, presentan muchas de estas simetrías. Los sistemas físicos que presentan simetrías son los más fáciles de estudiar. Por ello en la física las simetrías son importantes. Si algo caracteriza a la física del Siglo XX, es el análisis de la simetría. Los físicos han superado a los matemáticos pues han descubierto transformaciones que van más allá de las geométricas. Esto les ha permitido desarrollar teorías que explican las propiedades de las partículas elementales, los más íntimos constituyentes de la materia. Vemos simetrías por todas partes, y las apreciamos. Las observamos en un copo de nieve, en las flores y en los árboles, hasta en la belleza volcánica del Popocatépetl. Pero debemos conceder que demasiada simetría puede resultar un tanto aburrida. Una cierta casa, bien diseñada y bella, resulta muy atractiva. Sin embargo, una larga hilera formada por casas idénticas nos repele, pierde su belleza. Los cuerpos simétricos son ciertamente bellos. Lo es también un rostro de mujer con simetría izquierda - derecha. Empero un lunar junto a la boca que rompe la simetría bilateral, aumenta su atractivo. En este sentido, lo bello es algo que presenta una simetría ligeramente rota. Es esto lo que ocurre con el Taj Mahal. Es un edificio muy simétrico, invariante frente a un grupo amplio de transformaciones, como dirían los matemáticos. Pero las incrustaciones de piedras semipreciosas rompen ligera y agradablemente la simetría del edificio. Ahí radica, creo yo, la indescriptible belleza del edificio más hermoso del mundo. *Director del Centro de Ciencias Físicas de la UNAM *Miembro del Consejo Consultivo de Ciencias (CCC) consejo_consultivo_de_ciencias@ccc.gob.mx

sábado, 11 de abril de 2009

¿Cómo es un Departamento en el Ermita?






Aquí una muestra de como se ve un departamento del Ermita